Markéta es otro miembro importante de nuestro equipo de logística. Su trabajo diario se centra principalmente en los mercados checo y estadounidense. Sin embargo, también es responsable de la comunicación con Ucrania, con la que cooperamos ampliamente incluso en estos tiempos difíciles.
¿Puedes hablarnos de tu papel en el transporte de células reproductoras? ¿Cómo describirías tu trabajo al público en general?
Mi función en el transporte de células reproductoras consiste en coordinar todo el proceso, desde la planificación inicial hasta el transporte propiamente dicho. Me aseguro de que todos los documentos necesarios estén en su lugar, me comunico con las clínicas y los socios, y me aseguro de que las muestras se transporten de acuerdo con estrictas normas sanitarias y legales. Mi principal preocupación es que todo se desarrolle sin problemas, con seguridad y a tiempo.
¿Cómo llegaste al puesto de coordinadora de transferencias de FIV y cuánto tiempo llevas en él?
Llegué al trabajo de coordinadora gracias a mi experiencia previa en el ámbito sanitario, concretamente como responsable médica en una clínica de infertilidad. Me fascinó el trabajo porque combina mis dotes organizativas con la ayuda a las personas en momentos importantes y delicados de su vida. Llevo varios años trabajando en esta función y sigue llenándome.
¿Qué te atrae de trabajar en BioCouriers?
Me gusta trabajar en BioCouriers, sobre todo por su carácter dinámico e internacional. Cada día trae nuevos retos, lo que me mantiene motivada. Además, tengo la oportunidad de trabajar en un área que tiene un impacto directo en la vida de las personas y sus familias, lo que me resulta muy gratificante.
¿Te especializas en el envío de células reproductoras a países concretos? ¿O la elección de destinos es más bien aleatoria?
Cada coordinador de nuestro equipo tiene una especialización, que a menudo viene determinada por los conocimientos lingüísticos. Yo me centro principalmente en los mercados checo y estadounidense, y también en los mercados del Este, especialmente Ucrania.
¿Cuál es el mayor reto al que has tenido que enfrentarte como coordinador hasta ahora?
El mayor reto fue cuando tuvimos que responder a cambios inesperados en los requisitos legislativos de uno de los destinos, lo que afectó al calendario general y a la logística del transporte. En momentos así, hay que hacer mucho hincapié en la resolución rápida de problemas y en la comunicación eficaz con todas las partes implicadas.
¿Tienes alguna experiencia que te haya quedado grabada en la memoria? ¿Cuáles son los casos más interesantes o significativos de transferencia de células reproductivas que has presenciado?
El caso que más recuerdo fue cuando organizamos el transporte de células donadas para una paciente que, tras un tratamiento oncológico, no podía utilizar sus propias células para continuar su tratamiento. Desafortunadamente, en su país de origen, este tratamiento con células donadas no estaba legalmente permitido, así que la ayudamos a gestionar el transporte de muestras a un país donde sí se permiten métodos alternativos. Posteriormente, la clienta nos envió una hermosa nota de agradecimiento y, aunque el proceso de inseminación artificial finalmente no tuvo éxito, la experiencia fue muy emotiva y memorable.
¿Cómo ves el futuro del transporte de células reproductivas a la luz de las nuevas tecnologías y normativas?
Es probable que el futuro del transporte de células reproductivas esté más impulsado por la tecnología. Espero ver un mayor uso de sistemas automatizados para monitorizar la temperatura y la posición durante el transporte, lo que aportará un mayor nivel de precisión y seguridad.
¿Crees que la automatización y la digitalización pueden sustituir algunos aspectos de tu trabajo?
Sí, y con gusto lo agradeceré. La automatización y la digitalización pueden, sin duda, facilitar algunos aspectos de mi trabajo, como el seguimiento de envíos o la generación de documentación. Sin embargo, un trato personalizado y la capacidad de reaccionar rápidamente ante imprevistos seguirán siendo clave. La tecnología puede agilizar los procesos, pero la interacción humana seguirá siendo indispensable.